viernes, 30 de mayo de 2008

ASÍ NO VAMOS A NINGUNA PARTE

Cada vez que la corporación municipal de Cuenca anuncia una nueva iniciativa en asuntos de urbanismo es para echarse a temblar. A estas alturas de mandato ya podemos concluir que ni tienen proyecto de ordenación coherente de la ciudad, ni que en sus iniciativas se contemple el interés general como objetivo prioritario.

En lugar de agilizar el desarrollo urbanístico del Plan Especial de Reforma Interior de RENFE (o ADIF, como se llama ahora), mejorándolo en lo que sea susceptible de mejora, y reservar una buena parcela para Palacio de Congresos y hotel, más otros servicios hosteleros, que creen empleo y aporten riqueza a la ciudad, se apean ahora con la ocurrencia de proponer su construcción junto al polígono industrial de La Cerrajera, con vistas al arrabal de Vega Tordera, al basurero y al paredón que conforman las fachadas de esos grandes edificios feos y compactos del barrio de Santa Mónica (Urbanización S. XXI y demás), en donde apenas hay infraestructura para servir un triste café a los congresistas. No nos sorprende que la Junta se sienta desvinculada de los compromisos adquiridos con el Ayuntamiento como consecuencia de la ruptura unilateral de éste de anteriores protocolos de colaboración.

Alguien sí habrá que gane con el cambio, si llegara a producirse: Quienes están urbanizando los sectores residenciales del lado sur de la ronda de circunvalación y, tal vez, quienes pretenden construir una gran urbanización en el límite del término de Villar de Olalla con el de Cuenca. En tiempos de crisis, con semejante equipamiento, las futuras viviendas podrán venderse mejor.
Que sepamos, en la primavera de 2007 ADIF segregó una parcela de 28.754 m2 en el límite de sus terrenos con el puente de la Ronda Oeste. Si se acepta, como parece, la incapacidad política municipal para obtener gratuitamente la cesión de los suelos ferroviarios, sí cabría la ocupación directa de la mencionada parcela, concediendo a la propiedad la edificabilidad que le corresponda en otro sector residencial excedentario. Por ejemplo, si al final se consolida la iniciativa de recalificar cuarenta y tantas hectáreas de suelo rústico junto a la carretera de la sierra –tesis que quienes nos leen saben que rechazamos-, ¿por qué habría de recibir la alta edificabilidad otorgada únicamente el propietario del suelo y no se traslada allí la que correspondería a ADIF? Además, junto a esta parcela, al este de la propiedad de ADIF, el Ayuntamiento es dueño de otros 33.904 m2 procedentes de cesiones de las urbanizaciones efectuadas en Residencial San José y el polígono que se llamó RM 2-B. En conjunto, podrían representar un área de equipamientos públicos superior a las seis hectáreas.

Lo de la modificación puntual núm. 39 –carretera de la Sierra- es más de lo mismo: Se le está dando una excusa perfecta a la JCCM para que retrase y desvíe las inversiones en el hospital de Cuenca, bajo el argumento, razonable por otra parte, de que otros –militantes o afines al PP- obtendrían importantes plusvalías con la excusa de obtener el suelo que se necesita para el Hospital. Claro que tampoco el PSOE está en condiciones de subir mucho el tono de la crítica: La obtención del solar ofrecido por el la anterior corporación socialista pasaba por la recalificación de suelo rústico en El Terminillo, con capacidad para construir unas 7.200 viviendas.

En estos días, que la modificación está expuesta al público, es el momento más adecuado para que los ciudadanos opinemos sobre ello. Últimamente hemos visto con satisfacción cómo también Izquierda Unida y algunos otros colectivos comparten nuestra opinión de que, por eficacia, proximidad y disponibilidad de suelo, el hospital debe ir en los solares traseros a La Fuensanta. El PSOE probablemente también apoyaría este criterio si no fuera porque está atrapado por las erróneas políticas de suelo practicadas por el Sr. Cenzano.

Y en los últimos días nos hemos desayunado con una última ocurrencia: Esos terrenos de La Fuensanta que el Plan vigente de 1996, al igual que el documento expuesto al público de POM, califican de equipamiento, se cederán a una empresa mercantil para construir un “spá”. Para el empresario promotor, quien quiera que sea, ese es el lugar más céntrico y rentable de todos los que se puedan encontrar, pero, ¿es eso lo que más conviene al interés general? Este servicio cabe en cualquier otro lugar: Villarromán, El Terminillo, La Cerrajera o Vega Tordera, pero no en unos suelos que tienen un gran valor como equipamiento público municipal: Hospital, aparcamiento, servicios educativos, instalaciones deportivas, etc.

Finalmente, y al hilo de las recientes noticias sobre la ampliación de titulaciones que se impartirían en el campus de Cuenca, con queja incluida sobre las facultades que en el reparto se nos ofrecen, queremos hacer una reflexión en voz alta: ¿Si mañana la JCCM quisiera empezar a construir los nuevos centros universitarios, habría suelo urbanizado que ofrecer? Pues no, no creemos que lo haya. Por eso comienza a ser urgente que se compre, expropie u ocupe directamente con traslado de aprovechamiento urbanístico a otros sectores, el espacio que el POM reserva para ampliación de la Universidad –precisamente allí donde la anterior corporación pretendía que fuera el hospital- y seguidamente se urbanice, no vaya a ser que nos pase como con el citado hospital o el palacio de congresos, que, habiendo financiación, no se pueden iniciar las obras por falta de suelo adecuado.

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